Canva y la «democratización» del diseño

 

Hace tiempo que no publico, aunque sí escribo, pero voy dejando todo en borradores porque tengo la impresión de que, si las tendencias hace años iban rápido, ahora duran una semana. Sin embargo, este tema es algo que llevo tiempo queriendo comentar y se merece una entrada. Hace unas semanas me encontré con una frase en una red social en la que alguien decía: «Gracias a Canva por democratizar el diseño», y, seamos sinceros, los diseñadores profesionales miramos esta herramienta de reojo, mientras que aquellos que, a nivel personal, necesitan una algo sencillo para ir haciendo cosas «vistosas» estarán encantados con ella.

Yo era de la rama de profesionales del diseño con años de experiencia que renegaban de Canva (para quien todavía no lo conozca, es una plataforma de diseño gráfico en línea que permite a cualquier persona crear fácilmente diseños). Me indignaba un poco que alguien sugiriera que lo usara, hasta que el año pasado comencé un máster en Elisava y dejé de lado mis prejuicios, utilizándolo para generar algunas presentaciones. Es un programa ágil y va al grano, pero de ahí a decir que ha democratizado el diseño…

Me pregunto: ¿qué cree el gran público que es el diseño para considerar que un programa como Canva lo ha democratizado? ¿Es acaso el diseño algo elitista? Está claro que Adobe Photoshop, Illustrator o InDesign, entre otros, son programas con una curva de aprendizaje que requiere más tiempo y una inversión mensual. Canva, en cambio, pone a tu disposición herramientas y plantillas para manejar tipografías y colores de forma rápida y tiene una versión gratuita. Pero creo que la supuesta «democratización» parece dar a entender el diseño como algo que puede hacerse solo con software, y esto no es así.

¿Alguien se plantea la «democratización» de cualquier profesión solo por tener una herramienta que le permite generar algo similar al trabajo que crearía un profesional? ¿Puede considerarse músico alguien que utiliza un programa o una IA para generar melodías sin conocer los principios básicos de composición? ¿Puede considerarse interiorista alguien que sabe usar un programa de decoración y combinar mobiliario sin tener ni idea de estructuras, iluminación, materiales, normativas o ergonomía?

La respuesta yo creo que es obvia: NO, no puedes considerar que sabes de diseño por saber utilizar un programa de diseño, al igual que no puedes considerarte fotógrafo por tener una buena cámara. Y no estoy hablando de si tienes estudios o no; he conocido gente autodidacta con mucho talento, pero eso implica muchas horas de práctica, conocimiento de composición, color, tipografías, prototipado, tendencias, organización, planificación y programas (de todo tipo). Además, debes saber escuchar y traducir lo que pide el cliente, ser empático, involucrarte y reciclarte constantemente. Todo esto requiere tiempo y años de experiencia.

La herramienta no te convierte en diseñador; la visión es la que lo hace. Lo que diferencia a un diseñador profesional de alguien que solo sabe usar un programa es su capacidad para concebir ideas. La herramienta es solo un medio para llevar a cabo su visión, pero no la genera. Un diseñador sabe cómo comunicar visualmente una idea de manera eficaz, ajustada a las necesidades del cliente, la marca o el proyecto, y sabe cuándo y cómo usar la herramienta adecuada para materializarla. No se trata simplemente de aplicar colores bonitos y tipografías. El diseño es una disciplina estratégica que combina conocimientos de arte, psicología, tecnología y comunicación para que el mensaje llegue de manera clara y sea efectivo.

Y puedo daros tantos ejemplos de por qué un programa no os hace diseñadores y por qué la IA tampoco. Estoy cansada de que me lleguen proyectos rebotados de gente que ha cobrado una barbaridad por un mal diseño —sea branding o web—, sin tener en cuenta los principios de diseño básicos, sin estudiar a fondo el proyecto para el que fue contratado y sin ver la marca en su globalidad. Además de su falta de profesionalidad, trabajan sin involucrarse, sin creer o empaparse del proyecto, cuando lo principal es ayudar a tu cliente a que triunfe. Lo que aportas con tu trabajo puede ser fundamental en el proceso, y cuando el cliente es un autónomo o una marca pequeña, me indigna más, porque sé lo que cuesta sacar un proyecto adelante.

Así que, antes de hablar de democratización, debemos educar para que todo el mundo sepa que un buen diseño no solo tiene que ser visualmente atractivo, sino que también debe ser funcional, efectivo y comunicar el mensaje de manera clara. Tiene que darse un equilibrio entre estética, comunicación y resolución de problemas. Para considerarte diseñador, además de toda la parte visual, debes tener en cuenta el contexto, las necesidades del cliente, las expectativas del público, las limitaciones del medio y que el resultado de tu trabajo, además de ser coherente con la identidad de la marca o el proyecto, sea capaz de evolucionar junto con las tendencias y los cambios en el mercado.

Creo sinceramente que el uso de Canva genera diseños en serie que hacen que todo se vea igual, ya sea en redes sociales o en marcas, y está afectando negativamente al diseño porque se percibe como hacer algo bonito, ignorando la profundidad y la estrategia que hay detrás, lo que nos lleva a la falta de originalidad y a perder la esencia auténtica de cada proyecto. Vivimos en un mundo donde las modas cambian rápidamente, el trabajo tiene que hacerse a toda velocidad y el low-cost triunfa. A lo largo de la historia del diseño, hemos valorado la creatividad y la autenticidad, y es fundamental que volvamos a centrarnos en la originalidad y la singularidad de cada proyecto para que no sea algo que dure días o meses, sino que, como los grandes diseños, pueda sobrevivir al paso del tiempo.

Y si después de leer te apetece un poquito de diseño, siempre puedes pasearte por Gràffica, The Dieline, Brandemia o Behance, entre otras ;)

(La imagen que ilustra esta entrada está creada con IA utilizando DALL·E)